Las personas con EM a veces oyen que se debe dejar
de trabajar para controlar el estrés. El desempleo puede no curar el estrés, al
contrario, estar desempleado puede causar más estrés. La relación entre el
trabajo y el estrés es compleja.
Cuando a una persona le diagnostican una enfermedad
crónica ESCLEROSIS MÚLTIPLE (EM), él o ella decide si quiere o no contarlo, Es
una decisión solo suya y depende de muchas cuestiones que engloban al
individuo, su personalidad y su situación social, laboral, familiar. Nadie
puede obligar a nadie a contar que está diagnosticado de esta enfermedad. El
trabajo productivo puede ser parte de una vida plena y de satisfacción para
estas personas, tener esclerosis múltiple (EM) no significa el final de ser
productivo.
En la actualidad, existen nuevos tratamientos y una
importante sensibilidad social con los afectados por la enfermedad. Todo ello
hace que abandonar el empleo no sea siempre la primera opción. La clave está en
el propio paciente. Nadie conoce mejor que el paciente los síntomas de la
enfermedad y cómo puede manejar las crisis, El diagnóstico y la convivencia con
EM no implican necesariamente la salida de la persona de su rol laboral como
trabajador activo.
En contra del estigma social asociado, la EM no es
siempre una enfermedad para discapacitado ni excluirlo de una participación
laboral activa, El trabajo es uno de los pilares fundamentales que conforma la
identidad de la persona, aportando las vivencias de seguridad, utilidad,
vínculo, relación, participación social, etc. Es importante para paciente el
bienestar y que continúen llevando una vida participativa socialmente en
relación a la familia, los apoyos sociales, ocio, aficiones, etc.
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